Martes, 8 de septiembre, fiesta de la Virgen de Covadonga, día entrañable para todos los asturianos en que sienten a la Santina más cerca, si cabe, de todos sus hijos. Pero en el barrio de la Guía, en Gijón, también es fiesta: conmemoramos a la Virgen de la Guía. No hay vez que te acerques a la capilla y no veas a alguien visitando a la Madre; ella es el centro de todos los vecinos, a ella nos encomendamos, nos consuela, nos guía. ¡Y como no agradecerle tanto amor, tanta ternura!

Este año, y muy a pesar nuestro, sin fiesta, sin procesión ni rosario de la aurora, pero sí con una Eucaristía llena de agradecimiento y devoción, siguiendo siempre las indicaciones de sanidad. El COVID nos ha condicionado a todos, pero ahí están sus hijos, con mascarillas y guardando todas las medidas de seguridad necesarias. El patio de la Casa de Acogida, un año más, fue testigo de una devoción muy arraigada en el corazón de todos los vecinos del Barrio de la Guia, y la Casa, como siempre, colaborando en todo para que la Virgen sea honrada del mejor modo posible.

Y cuando todo se hace con cariño, con empeño, nada puede salir mal. El trabajo de todos los miembros de la Asociación de Vecinos de la Guía, con Paulino, su presidente, al frente, y todos los miembros de la misma, hizo posible que toda la normativa establecida se cumpliera; también hemos de decir que el comportamiento y colaboración de todos los asistentes fue impecable.

Gracias Madre por estar ahí, por seguir protegiéndonos. En ti nos encomendamos y pedimos nos sigas librando de todo mal.